Empezaremos con el entrenamiento de los líquidos para pasar después al entrenamiento de la deglución de saliva. Con una jeringuilla echamos agua en la boca del niño o de la niña, siguiendo una secuencia de tres pasos:
- Con la boca abierta. El/la niñ@ debe situar el agua en el centro de la lengua, posicionar su parte anterior en los pliegues palatinos y, con la boca abierta, apretar contra el paladar haciendo movimientos linguales ondulatorios de delante hacia atrás para llevar el agua hacia la faringe. Es necesario colocar la mano del/a niñ@ por debajo de la mandíbula.
- Con los dientes cerrados. El/la niñ@ adopta esta posición, aún con la boca abierta, pero con los dientes en contacto y repite los mismos movimientos anteriores.
- Con la boca cerrada. Con los dientes en oclusión se repiten los mismos movimientos. No debe haber contracción de la musculatura peribucal ni movimientos de cabeza. Una variante de este ejercicio consiste en mantener un caramelo en la boca para provocar la salivación. El/la niñ@ debe reunir la saliva, ocluir los dientes y realizar los mismos movimientos anteriores.
Acto seguido pasamos a los alimentos pastosos y realizamos las mismas etapas.
Para la deglución de alimentos sólidos, el/la niñ@ debe masticar el alimento con la boca cerrada, por los dos lados y triturarlo con los molares. Después debe juntarlo y tragarlo de la misma forma que con los alimentos líquidos y pastosos. Terminada la deglución verificaremos si quedan restos de alimentos en el vestíbulo bucal.
Para la deglución de alimentos sólidos, el/la niñ@ debe masticar el alimento con la boca cerrada, por los dos lados y triturarlo con los molares. Después debe juntarlo y tragarlo de la misma forma que con los alimentos líquidos y pastosos. Terminada la deglución verificaremos si quedan restos de alimentos en el vestíbulo bucal.
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